Espera siempre ingratitud

Desde que hace ya muchos años leí los libros de Dale Carnegie y sobre todo, desde que posteriormente me preparé para certificarme como trainer, he procurado aplicar las ideas que allí se destilan ya que las comparto totalmente y las considero casi imprescindibles para conseguir llevar una vida razonablemente feliz y en armonía con las personas que conozco.

Ello no quita que en ocasiones deba dedicar algo de tiempo a encontrarles su significado ya que, tal y como están expresadas, en un primer momento me han causado cierta extrañeza y perplejidad.

 En el libro de oro de Dale Carnegie, en un apartado que denomina «Maneras de cultivar una actitud mental que nos procurará paz y felicidad» aparece la que da título a este artículo: «Espera siempre ingratitud». 

No parece una idea con un espíritu muy positivo, sobre todo si las comparas con otras que le acompañan en este apartado: 

  • Enriquezca su mente con pensamientos positivos de paz, valor, salud y esperanza.
  • Procure sacar provecho de sus contratiempos. 
  • Cuente sus bienes, no sus problemas. 

Lo primero que nos puede hacer pensar es en un mundo lleno de gente ingrata, que se aprovecha de los demás en su propio beneficio, egoísta, poco o nada dada a ayudar a otras personas.

También nos puede hacer pensar que debemos obtener un retorno de la persona a la que hacemos un favor. Como escucho en muchas series y películas: «Me debes una».

Creo que el concepto no está bien expresado. Me parecería más correcto algo como «No lo hagas para que te deban un favor».

 Una cosa es un acuerdo (tú me das esto y yo te doy esto otro) y otra cosa es un favor. Y cuando se hace un favor, debe hacerse de forma generosa, sin esperar nada de la otra persona y sin recordárselo en ningún momento. Y lo mismo que en ocasiones se dice «en el pecado lleva la penitencia», aquí deberíamos decir que «en la acción lleva la recompensa».

 Como dice Alvaro Bilbao en su libro «Cuida tu cerebro…y mejora tu vida (Plataforma Editorial)»:

Sabemos desde hace poco que el altruismo es una tendencia innata en el ser humano que nos predispone a ayudar a los demás y que, cuando realizamos un acto generoso, nuestro cerebro segrega una serie de hormonas que reducen los niveles de estrés y la presión arterial, tiene efectos analgésicos, antiinflamatorios y mejora la concentración y la memoria, lo cual contribuye a un sentimiento de satisfacción y bienestar.

 Y este sentimiento, a diferencia del placer que, de forma efímera, nos proporcionan otros agasajos (una compra, una buena comida o, en general, cosas materiales), es un sentimiento pleno, profundo, que llega a lo más hondo de nuestro cerebro. 

 No nos confundamos. Dice el autor: «La sensación de placer tiene la capacidad de engañar tu hambre de felicidad, pero no la alimenta». Busquemos la felicidad que nos aporta el poder ayudar a otras personas.

 En definitiva, ¿Quieres sentirte bien? ¿Quieres ser un poco más feliz? Ten los ojos bien abiertos. Seguro que a tu lado hay quien necesita que le eches una mano. Hazlo, sin esperar nada a cambio y disfruta del momento. Te llevarás, por lo menos, una sonrisa de agradecimiento, y será el mejor de los regalos. Y no necesitarás más.

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