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El poder del agradecimiento

Siempre me ha llamado la atención el gesto de los japoneses, y de los orientales en general, para demostrar respeto y agradecimiento. Veo videos donde niños pequeños se giran e inclinan la cabeza para agradecer, por ejemplo, que un coche haya parado para dejarles pasar. No parece un gesto mecánico sino un agradecimiento sincero. Pienso que en nuestra sociedad, en los últimos años se ha ido dando un progresivo abandono de estos pequeños gestos tanto en el plano personal como en el plano profesional.

Por mi edad, en mi niñez tenía una asignatura que se llamaba Urbanidad. En ella nos daban pequeños consejos básicamente relacionados con el respeto a las personas y el cuidado de las cosas de todos. Algunas de aquellas cosas hoy no tendrían sentido o, incluso, estarían mal vistas. Pero creo que, en su mayoría, ayudarían a rebajar la crispación que se observa en muchos de los ámbitos en que nos movemos.

Traigo todo esto a colación a raíz de un artículo que he leído en el blog de Zapier y cuyo enlace adjunto, donde da algunas interesantes ideas que considero pueden resultar útiles: Sus beneficios, tanto personales como corporativos, cuándo y cómo hacerlo, ejemplos e, incluso, algunas claves para crear una cultura de la gratitud.

El agradecimiento, como el reconocimiento positivo, no deben demorarse en exceso desde la acción que lo provoca y debe concretar el hecho que lo desencadena. Son 2 excelentes recursos para mejorar el ambiente laboral y, como consecuencia, la satisfacción de quienes trabajan en una organización, sin olvidar las repercusiones que ello tiene en cuanto a entusiasmo, aportaciones y, en definitiva, resultados.

El poder de un simple agradecimiento en el trabajo

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