No critiques, no condenes ni te quejes

El libro de Oro: Los secretos del éxito por Dale Carnegie

Hace más de 80 años, Dale Carnegie resumió en 30 principios las ideas fundamentales aprendidas a lo largo de sus muchos años formando a directivos y todo tipo de personas en el difícil arte de la comunicación, el liderazgo y las relaciones personales. Aquellas ideas siguen plenamente vigentes y, hoy en día, Dale Carnegie es una de las más reconocidas organizaciones en este campo. En cada entrega comentaré uno estos principios y os animo a que los pongáis en práctica. Y hoy toca el primero:

Principio 1: No critiques, no condenes ni te quejes

Definitivamente, este es uno de los principios más difíciles de cumplir. Tenemos una acusada tendencia a comentar lo que no nos gusta de los demás, Haced una prueba: Acercad el oído a cualquier conversación de vuestro alrededor y contad cuántas veces están hablando bien y cuántas mal de personas que no están presentes.

No sé si al expresar nuestra mala opinión sobre otras personas nos da la sensación de que nosotros somos mejores o pensamos que nos hace parecer más inteligentes. Opinamos sobre cómo son o sobre lo que otros hacen, en demasiadas ocasiones, sin tener un conocimiento suficiente de los hechos, de las razones, de los criterios o de las motivaciones de esas personas y/o en base a informaciones recibidas no suficientemente contrastadas.

Aunque lo más importante son los hechos, nuestras palabras también tienen consecuencias. Utilicemos el poder de la palabra para reconocer, animar, dialogar. La crítica excesiva y la descalificación están empezando a formar parte de la cultura de nuestra sociedad y esto puede tener consecuencias muy negativas.

Debemos ser conscientes de que cada uno de nosotros observamos la realidad desde una posición distinta, que tenemos una visión parcial de la misma y, además, condicionada por creencias y prejuicios que la distorsionan. Y que, por tanto, nuestras opiniones se basan en un conocimiento muy limitado y sesgado sobre muchos temas. Antes de hablar, pensemos que quizá seamos nosotros quienes estamos equivocados.

Busquemos en los demás cualidades y no defectos, busquemos coincidencias y no diferencias. “Toda aquella persona que conozco es mejor que yo en algo y puedo aprender de ella» (Ralph W. Emerson). Tratemos de entender los razonamientos y puntos de vista de quienes no piensan como nosotros.

Os propongo un ejercicio: vamos a buscar algo que destacar de las personas de nuestro entorno, especialmente de aquellas que no nos caen muy bien o de quienes son el objetivo de nuestras críticas más feroces. Nos atrevemos? Lo hacemos?

Y como sonreír siempre viene bien, un video que me encantó (y me hizo pensar) la primera vez que lo vi y lo sigue haciendo cada vez que lo vuelvo a ver.

Respecto a la última parte del principio: “No te quejes”. Quizá sea más correcto decir “No perdamos el tiempo lamentándonos”. Nos quejamos mucho sin caer en la cuenta de que casi todo lo que nos pasa es responsabilidad nuestra. “La vida es la suma de nuestras decisiones” decía Albert Camus.

Cuando hacemos o no hacemos algo, cuando hablamos o cuando callamos, cuando reaccionamos de una u otra manera ante algo que nos sucede, estamos construyendo nuestro futuro. Dejemos de buscar culpables, asumamos nuestras decisiones y pensemos en cómo mejorar nuestra situación en vez de perder el tiempo quejándonos.

No nos equivoquemos. Todo lo anterior no implica que no opinemos, que callemos ante lo que no nos parece justo o correcto o que no exijamos el cumplimiento de nuestros derechos. Pero sólo quejarse, lamentarse, no resuelve nada.

Utilizando una frase de John W. Newbern, hagamos que las cosas ocurran y no perdamos nuestro valioso tiempo esperando que otros resuelvan nuestros problemas. La mejor forma de adivinar el futuro es construyéndolo.

En resumen, lo que Dale Carnegie nos propone es que dediquemos nuestro tiempo a construir y no a destruir, a fomentar actitudes positivas y desterrar las negativas, a mirar hacia adelante y no hacia atrás.

Propongamos sin miedo soluciones a nuestros problemas sin menospreciar las de los demás. Disfrutemos de todo lo bueno que tenemos. Si todos lo hacemos construiremos una sociedad más justa y viviremos más felices.

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